Igual que sucede con la península escandinava, las condiciones climatológicas y la cultura común que une a los Países Nórdicos, hace que la preparación, los rituales y, en definitiva, la mayoría de las tradiciones navideñas son similares en la península de Jutlandia, en las tierras finlandesas y en las islas finlandesas con las que terminamos de repasar cómo se celebra la Navidad en los Países Nórdicos, una zona con mucha tradición festiva por su historia, su especial orografía, su frío clima y su entorno del ensueño. Del mismo modo que Noruega y Suecia, durante esta época del años, en Dinamarca, Finlandia e Islandia apenas cuentan con horas de solo, por lo que sus largas noches se disfrutan degustando buena comida al calor de las hogueras mientras nieva intensamente en el exterior.
Navidad en Dinamarca
Como en toda la zona, la Navidad en Dinamarca se denomina 'Jul', que en nórdico antiguo quiere decir 'fiesta'. Una festividad que, sin duda, es la más importante del país y que, aunque actualmente tiene costumbres comunes a la mayoría de los países en los que se celebra, también conservan tradiciones que han sobrevivido al paso de los siglos. En el pasado, la Navidad danesa se limitaba a ser un acontecimiento meramente religioso y, aunque así sigue siendo para muchos, hoy en día tiene muchas más connotaciones, especialmente en lo que se refiere a acontecimientos sociales, tanto con familiares como con amigos; comerciales, por todos los artículos decorativos y gastronómicos que se compran en estas fechas y turísticos, ya que las cualidades del país atraen a muchos visitantes para celebrar allí las fiestas navideñas.
Sin embargo, la tradición festiva en Dinamarca se remonta a tiempos anteriores al nacimiento de Cristo, puesto que el concepto navideño ya se celebraba en cierto modo con costumbres paganas previas a la cristianización de los daneses durante la Edad Media. Más tarde, dichas tradiciones nórdicas se mezclaron con las católicas, adoptándose el ritual de las velas que convierte la Navidad de todos los países de la zona en la fiesta de las luces, como sucede con la celebración de la procesión de Santa Lucía en la noche del 13 de diciembre o con otras costumbres como la corona de Adviento, que da inicio a la Navidad en Dinamarca con el encendido de cuatro velas, una por cada domingo que precede a la Nochebuena; o como la vela-calendario, otra modalidad de los populares calendarios de Adviento con los que hacer una cuenta atrás hasta el 25 de diciembre. Por otro lado, también son muy famosos los sellos navideños daneses, que son benéficos, los más antiguos del mundo y únicamente se venden en esta época para dar un toque navideño a las tarjetas y postales típicas de la temporada.
Respecto a la decoración navideña, en Dinamarca la tradición era adornar la casa con velas, con figuritas de papel hechas en casa, con manzanas rojas y con banderitas danesas. Más tarde se introdujeron costumbres importadas como la del árbol navideño y los regalos alrededor del mismo o el duende de Navidad, un diminuto hombre anciano con barba blanca con gorro y zuecos con el que había que llevarse bien para que no te hiciese picias y que fue sustituido por el concepto estadounidense de Santa Claus a principios del siglo XX., mientras que de Inglaterra se importaron el muérdago y el acebo. El julbock sueco o julebukk noruego, el cabrón de Navidad, también se ve como adorno en Dinamarca, llamado julebuk o julegjed. La costumbre del pasado por la que en Navidad se daba de comer un poco más a la servidumbre y a los animales, se terminó traduciendo en una cena especial para las mascotas el 24 de diciembre, por la antigua creencia de que esa noche festiva estos podrían hablar.
Y es que esa es la noche grande para todos los daneses, que como en la mayor parte del mundo, se reúne para disfrutar en familia de una gran cena en la que no faltan los buñuelos de manzana llamados æbleskiver, el asado de pato, oca o cerdo que se suele servir relleno, con patatas y lombarda, y acompañado por el famoso vino caliente llamado gløgg. La cena concluye con el Risalamande, el tradicional postre que es una especie de arroz con leche con vainilla, nata montada y almendras picadas que se sirve frío con una salsa de cereza y un trago del típico aguardiente con gas llamado snaps. A diferencia de otros países como el nuestro, donde la Misa del Gallo es posterior a la cena, muchos daneses acuden a la misa previa al banquete ya sea por fe y devoción o por reunirse con amigos y conocidos para cantar los tradicionales villancicos daneses.
Tras la cena se encienden las luces del árbol de Navidad y se da paso a los bailes y cánticos típicos. Después, niños y adultos proceden a abrir los regalos que están bajo el árbol y, cuando han terminado de desenvolverlos, concluyen la fiesta disfrutando de sus populares frutas y dulces, donde no faltan las galletas de jengibre. Al día siguiente, los más pequeños de la casa suelen amanecer temprano por la emoción de jugar con los regalos recibidos en la noche anterior, mientras que los adultos aprovechan para reponer fuerzas, ya que tras el día de Navidad, el día 26 de diciembre dan inicio el resto de comidas, visitas, actividades y compromisos típicos de estas fiestas hasta que llega la noche de Fin de Año, que en Dinamarca comienza a las seis de la tarde con el discurso de la Reina retransmitido por televisión, como sucede en España una semana antes y que para los daneses no es tan familiar como la Nochebuena.
Por ello, lo más común en Nochevieja es celebrarla con amigos o asistir a alguna fiesta de Año Nuevo vestidos con sus mejores galas, algún gorro divertido y todo tipo de artículos de broma como matasuegras. El alimento que no suele faltar en las mesas danesas durante esta celebración es el bacalao en distintos tipos de recetas y, a las doce de la noche, dan la bienvenida al nuevo año siguiendo la tradición de saltar mientras escuchan, a través de la radio o de la televisión, las campanada del Ayuntamiento de Copenhague. A continuación, los daneses se felicitan, brindan con champán y salen a la calle para lanzar fuegos artificiales, continuando con la fiesta hasta bien entrada la madrugada. A pesar de que en Dinamarca no hay una celebración especial del Día de Reyes, las navidades se alargan hasta el 6 de enero.
En cuanto a los tradicionales mercados navideños, Dinamarca tiene infinidad de zonas donde se concentran los puestos y mercados típicos de estas fechas, pero destacan los que se llevan a cabo en los Jardines de Tivoli y Cristiana o el de Nyhavn en el antiguo puerto en Copenhague y, fuera de la capital danesa, podemos encontrar mercados locales y artesanales en las ciudades de Alborg, Aarhus o Elsinor, mientras que el famoso Mercado de Navidad de Hans Christian Andersen se encuentra en el casco histórico de Odense, donde se recrea un ambiente de ensueño con personajes de cuento, duendes y malabariestas por todas las calles del barrio donde se encuentra la que fue la casa del emblemático escritor danés.
Navidad en Finlandia
Y así llegamos a la República de Finlandia, donde se llevan a cabo muchas de las costumbres de sus países vecinos, pero también con sus propias particularidades navideñas que repasaremos a continuación. El larguísimo invierno en algunas regiones del norte y del interior de Finlandia hace que la intensa nieve sea la protagonista de una fiesta que para muchos finlandeses es más importante que otras tan señaladas como su Día de la Independencia. Su entorno natural plagado de paisajes blancos e iluminados por las estrellas, linternas y velas dotan a la zona de un ambiente acogedor y un espíritu navideño único. Las celebraciones comienzan pronto en comparación con otras zonas, destacando las fiestas que se suceden en los días previos a la Navidad, como la del día de San Nicolás del 6 de diciembre, la Asunción o la festividad de Santa Lucía el 13 de diciembre.
El punto de partida lo marcan los primeros preparativos, que llegan casi con un mes de antelación y que comienzan por decidir dónde van a pasarse las fiestas ya que, aunque normalmente se viven en las casas, muchas familias también deciden trasladarse a cabañas de campo donde disfrutar de otra costumbre muy típica: La sauna. Tampoco pueden faltar los dulces de Navidad finlandeses, que incluyen pasteles, galletas, tartas y pan de jengibre decorado a mano para adornar el árbol navideño, un adorno que tiene mucha tradición en este país, a diferencia de otros donde es una costumbre posterior importada. En Finlandia, la tradición de adornar un árbol comenzó en el siglo XIX y poco a poco fue popularizándose por todas las regiones finesas, donde ya se instauró definitivamente a principios del siglo XX. Además, suelen ser abetos reales que se decoran el 24 de diciembre y se mantienen en las casa hasta el 6 de enero, cuando se retira y se deja secar hasta que puede ser usado como leña para las hogueras o las saunas. Se suele adornar con decoraciones artesanales, con banderitas de distintos países simbolizando la paz y la amistad, así como con unos adornos geométricos hechos con finos pedazos de caña que se llaman himmeli.
Igual que en el resto de Países Nórdicos, en Finlandia también disfrutan del vino caliente típico de estas fechas, que se elabora con vino tinto y especias como canela y cardamomo, que se sirve con almendras y pasas y que, en su caso, se llama glögi. La gastronomía finlandesa también constituye una parte esencial de sus fiestas navideñas, que tiene su noche de gala el 24 de diciembre, cuando las familias se reúnen para degustar menús donde el cochinillo asado suele ser el protagonista, acompañado de otros platos como jamón, ensaladas, patatas gratinadas, guisos o pescados como el salmón, y donde tampoco puede faltar la cerveza. Tras bailar y cantar villancicos, el momento culminante de la noche llega con la visita de Papa Noel, que como todo el mundo sabe, vive allí. El Joulupukki, que es el verdadero Santa Claus finlandés, entra por la puerta de las casas para preguntarle a los niños si han sido buenos antes de entregarle sus regalos. La noche concluye con la tradición del país por antonomasia: disfrutar de una relajante sauna navideña. Muchos finlandeses también acuden a la misa de medianoche.
Cuando la víspera de Navidad se convirtió en el día más importante de las fiestas en Finlandia, nació toda una tradición en Turku, su ciudad más antigua y es la de la proclamación de la Paz de la Navidad, una ceremonia que se celebra desde el siglo XIII y que se retransmite en televisión por lo que las campanadas de la Catedral de Turku pueden escucharse en muchas casa como pistoletazo de salida de la fiesta de la noche. Tras la tranquilidad familiar de Nochebuena, el día de Navidad suele pasarse con amigos, comiendo las sobras de la noche anterior, mientras que el 26 de diciembre, el día de San Esteban, lo destinan a salir de fiesta por los bares y locales que se impregnan del gran espíritu navideño que se viven en la zona por estas fechas en las que también se aprovecha para dar paseos en trineo, visitar la casa de Papa Noel o disfrutar de las auroras boreales.
El fin de año en Finlandia también se celebra con una cena y, mientras que nosotros tomamos las doce uvas, los finlandeses asocian la última noche del año a rituales superticiososo como el Valaa tinaa, una antigua tradición que consiste en fundir una herradura de caballo, echar la mezca en agua y observar la forma que queda cuando se solidifica para interpretar cómo les irá el futuro durante el año próximo. Como en España, en Finlandia también cuentan con una programación televisiva especial, pero, en su caso, consiste en ver 'Cena para uno', un corto que ven año tras años y que finaliza unos minutos antes de la medianoche, cuando todos se felicitan el Año Nuevo brindando con champán. La fiesta continúa con todo un festival de petardos y fuegos artificiales en las calles. Aunque no se celebra de manera especial, el 6 de enero es festivo en Finlandia, y con él se pone fin a la Navidad, quitando los adornos y acabando con las copiosas comidas de los días anteriores.
Navidad en Islandia
Terminamos con el que probablemente sea el destino más espectacular y diferente dentro de los Países Nórdicos. La Navidad, que en Islandia se conoce como Jol o Yule, están llenas de costumbres muy arraigadas, buena comida y mucho color. Aunque se comparten muchos ritos y decoraciones, la tradición más destacable y diferenciada en Islandia es la ausencia de la figura de Santa Claus a favor de los conocidos como los 13 Hermanos de Yule o los 13 traviesos de Navidad, la versión islandesa de nuestro Papa Noel que van dejando regalos a los niños en sus zapatos, durante los 13 días previos a la Navidad, comenzando, por tanto, las fiestas navideñas el 12 de diciembre. Estos peculiares personajes descienden de una montaña de Reikiavik y, cada uno de ellos, tiene un particular nombre que se corresponde con sus respectivas travesuras: lamer cacerolas, dar portazos, robar velas...
Las tradiciones culinarias también cobran una gran importancia en las celebraciones navideñas, sucediéndose varias comidas formales en estas fechas, como la del 23 de diciembre, cuando se celebra la Þorláksmessa y se suele comer un plato a base de pescado fermentado cubierto con grasa de cordero. La noche del 24 de diciembre se celebra un gran banquete en el que no faltan carnes como espalda de cerdo, cordero o pavo asado, perdiz de las nieves o un salmón. Tras la cena, los familiares y amigos se intercambian los regalos, mientras que, el 25 de diciembre, las celebraciones continúan con una nueva comida que consiste en un jamón de cordero ahumado llamado Hangikjöt, que se sirve acompañado de guisantes, lombarda, patatas y un pan de trigo, especialidad del norte del país, llamado Laufabrauð.
En la víspera de Navidad existe la tradición de visitar los cementerios para recordar a los seres queridos que ya no están con flores y velas. Esta costumbre es muy sorprendente para los numerosos turistas que cada año visitan en Islandia en estas fechas, en las que el turismo vive uno de sus picos más altos con infinidad de circuitos y viajes organizados para vivir las fiestas navideñas o para dar la bienvenida al año nuevo en un entorno de una belleza inigualable, visitando sus cascadas, sus géisers, sus famosas auroras boreales, sus glaciares, sus playas, sus aguas termales o sus lagos.
Los fuegos artificiales, las hogueras y el increíble ambiente festivo que se traslada a las calles son los protagonistas de la Nochevieja islandesa. Tanto es así que se realizan numerosas excursiones nocturnas para descubrir el espectáculo de luz y color que se realiza para celebrar la llegada del Año Nuevo0. En cuanto a la cena, los islandeses vuelven a cenar en familia o con amigos tanto en casa como en restaurantes que ofrecen un menú especial de fin de año con especialidades de sus gastronomía como mariscos y pescados frescos como salmón o bacalao, carne de cordero y una especie de perdiz llamada ptarmigan. Del mismo modo que en el resto de los Países Nórdicos, las navidades en Islandia finalizan el 6 de enero, cuando comienzan a retirar las luces y decoraciones hasta el año siguiente.