La Navidad está llena de ritos y tradiciones que adquieren importancia en estos días para los más supersticiosos. Una tradición que se lleva a cabo en todo el mundo es la colocación de muérdago en un lugar alto concreto para que siempre que haya dos personas debajo de éste deban besarse. Es algo muy recurrido en las películas de todas las edades, así que todos tenemos conocimiento de la existencia de esta tradición pero posiblemente nunca nos hemos parado a pensar en el origen de ésta ya que lo hemos asimilado como algo que ha estado ahí desde siempre. Aunque se pueda creer que es una tradición de origen estadounidense y que la hemos adoptado de allí por la aparición en sus películas como otras muchas, en realidad el hecho de besarse debajo del muérdago se trata de una antigua tradición que tiene su origen en la Europa celta y que cuenta con su propio ritual.
Para entender la historia de esta tradición de darse un beso en Navidad hay que remontarse a los orígenes del propio muérdago. El muérdago es un arbusto de color verde, que puede medir hasta un metro, semiparásita de troncos y ramas de los árboles, principalmente de robles, encinas y álamos. Su fruto es una baya blanquecina traslúcida al madurar en otoño, con un jugo pegajoso denominado liga. Cuando los pájaros comen el fruto, intentan desprenderse de su única y pegajosa semilla frotando el pico en las ramas de los árboles, donde queda depositada y lista para iniciar su germinación. Desde sus orígenes, este arbusto ha venido siendo un símbolo de la fertilidad en cualquier tipo de ritual debido a su gran facilidad para reproducirse, por lo que fue utilizado por diferentes culturas para sus rituales.
También solían darle otro tipo de usos como por ejemplo, los druidas celtas, aparte de para combatir los problemas de infertilidad, lo usaban para curar enfermedades graves además de para hacer venenos. Otra poder que le otorgaban era el de proteger a todo el que la utilizara, por ello lo colgaban sobre las cunas de los niños para evitar que sufrieran mientras dormían, así evitaban cualquier mal y estaban protegidos si las hadas querían robarlos. Lo consideraban un elemento sagrado de la naturaleza.
Por otra parte, los escandinavos creían que el muérdago era una planta de paz, por lo que, cuando iban a declarar la tregua al enemigo, se ubicaban bajo esta planta. También lo utilizaban para cuando se resolvían problemas de pareja. Ambos se colocaban debajo y el ritual consistía en besarse ya que eso significaba que ya habían hecho las paces y que su relación volvía a la tranquilidad. De estas prácticas se empezó a creer que el ritual de besarse bajo el muérdago traería salud, fertilidad y posibilidades de compromiso para las jóvenes parejas.
Pasado un tiempo, concretamente en el s. XVIII, los ingleses le atribuían un atractivo mágico y lo llamaban la "bola de muérdago". Según esta tradición, el ritual empezaba con una chica joven que se ubicaba debajo del la rama de muérdago, adornada con lazos y toda clase de complementos decorativos. Ésta no podía rechazar un beso si se le acercaba un chico estando en esa posición. Ese beso tenía como significado un romance profundo o una larga amistad para las dos personas que se habían dado del beso debajo de la rama. En el caso de que nadie besara a la chica, el amor aún tendría que esperar, pero no mucho, ya que se casaría a lo largo del siguiente año.
Era característico en algunas partes de Inglaterra quemar la rama de muérdago una vez hubiesen pasado doce noches desde que la rama de muérdago se hubiese colocado. La tradición dice que si no se retira pasado este tiempo, los chicos y chicas que se han besado bajo éste no se casarán jamás, ya que supondría mala suerte.
Esta tradición ha llegado a nuestros días aunque sólo se lleve a cabo en Navidad. La costumbre de besarse bajo el muérdago permanece en muchos países del norte de Europa, así como en América del Norte. Suele colocarse a la vez que todos los adornos que se colocan durante estas fechas navideñas, aunque adquiere una mayor importancia cuando llegan los días importantes de la Navidad en las que nos reunimos con familia y amigos. La tradición dice que aquella mujer que recibe un beso bajo el muérdago en Nochebuena, encontrará el amor que busca o conservará el que ya tiene. Si las personas que se ubican debajo ya son una pareja, el muérdago les bendecirá con fertilidad.
En esta tradición del beso, puedes besarte con cualquiera, lo único que se necesita es que una pareja esté parada bajo la planta del amor. Otra gente lo utiliza como protección de la casa para que no entre el mal, en este caso, el ramillete siempre irá colocado encima de la puerta.
Esta planta se debe regalar en fechas próximas a la Navidad. La mayoría de la gente la compra el mismo día de la quema del muérdago del año anterior es decir, el día 13 de diciembre coincidiendo con la festividad de Santa Lucía. Quemar el antiguo muérdago ayuda a eliminar todos los males acumulados durante el año, dejando la casa limpia y protegida con la colocación del nuevo.
Leyenda del muérdago
Cuando Balder, dios de la primavera, era apenas un niño, su madre, Frigga, diosa del amor y la belleza, tuvo un sueño en el que se le alertaba sobre la muerte de su hijo, advirtiéndole que al momento que esto ocurriera, todo ser viviente sobre la tierra perecería con él. Alarmada por dicha amenaza, Frigga habló con los cuatro elementos y todo ser viviente, haciéndoles prometer que nada ni nadie le harían daño. Sin embargo, a Frigga se le olvidó acercarse al muérdago por considerarle muy joven, insignificante e inofensivo. Éste fue el gran error de la diosa ya que el dios Loki utilizó una lanza con punta de muérdago que mató a su hijo haciendo realidad la profecía que la diosa había soñado.
Frigga lloró desconsolada la muerte de su hijo y castigó al muérdago con un horrible maleficio. Lo convirtió en una planta parásita y dependiente de otras plantas para vivir. Al ver su dolor los demás dioses se reunieron para regresar a la vida a Balder, quién como muestra de amor y agradecimiento decidió liberar del maleficio a la planta y ordenó que a partir de ese momento, cada vez que una pareja pasara bajo una rama de muérdago, se besara para perpetuar su amor en la Tierra para la posteridad.