Como ya es tradicional en nuestro país, para finalizar la festividad navideña, la familia se reúne el día 6 de enero, el Día de Reyes entorno a una mesa con el popular roscón de reyes. Los trozos se reparten entre cada uno de los miembros presentes, se corona al rey y se apunta al próximo que debe pagar el dulce: a quien le toque el haba.
Esto es muy común en España, pero no solo nosotros celebramos la noche de reyes con la cabalgata correspondiente, la ilusión en el rostro de los niños, sus zapatos limpios y la comida para los camellos debidamente colocada. Sino que hay otros países donde también celebran el día siguiente lleno de manjares y reuniones familiares por Navidad. Por eso el récord en nuestro país del popular dulce llegó a los 200m de largo en Bilbao en 2011, superado por Córdoba cuatro años más tarde con 250m.
El postre de Navidad
El postre realizado con masa seca y fina, tiene un resultado esponjoso que se adorna con fruta confitada en su exterior. Este tipo de aderezo tiene una simbología, ya que los colores verde y rojo simbolizan los rubíes y las esmeraldas. Según algunos, estas gemas son las que aparecen en el manto de los Reyes Magos; mientras que otros, dicen que su propósito en el postre deriva de las joyas que los reyes lucían en sus coronas -de ahí la forma redonda y con la corona de cartón incluida para el rey de la casa-. Por otro lado, su interior guarda una sorpresa dulce rellena de chocolate, crema, nata o cabello de ángel, dependiendo del gusto de cada uno.
La figura principal que debe aparecer en todo roscón -y que se incluye en cada región que celebra esta semana con el típico Roscón- es el haba. Antiguamente, a quien le tocaba se le nombrara rey por un día, pero esa tradición empezó a cambiar y derivó en todo lo contrario: a quien le toca, paga el año próximo. No en todos, pero sí en la mayoría, la figura del rey está escondida justo enfrente del haba.
Desde París al mundo entero
En Francia es donde radica la verdadera originalidad del Roscón de Reyes. Es en este país donde, tras darle nombre propio - Couronne des Rois - y de pertenecer a una celebración popular de la Corona y de la aristocracia, el postre empieza a convertirse en costumbre. Es durante el reinado de Luis XV en el siglo XVIII cuando la simbología de sus figuras cambia.
Una vez el dulce pasa por nuestro país dejando una huella que continúa hasta hoy en día, Portugal también cae rendido a sus pies. Llamado como Bolo Rei, empieza a venderse en algunas pastelerías del centro en 1869 para colarse a lo largo de toda su extensión. Pese a que por poco desaparece con la entrada de la República, el postre siguió amasándose para esta popular festividad navideña. Su aspecto es parecido, pero añaden frutos secos a la masa como pasas, almendras tostadas, piñones o nueces; y la manera de tomarlo es por la mañana, acompañado con leche por los más pequeños de la casa, y por una buena copa de Oporto para los adultos.
Otros países europeos que lo incluyen en su carta de degustación por Navidad son la Gallette des Rois en Bélgica y Suiza. Mientras que el segundo adapta su masa a la forma de flor, decorado con frutos secos y azúcar glas; el primero incluye las almendras en su propio relleno en forma de crema. Son tortas grandes y esponjosas, pero con la misma masa madre que se hace aquí, para no perder la costumbre. La figura que se esconde entre sus trozos no siempre es un haba, pero sí que simboliza que se corona al portador, aunque también paga el del año que viene.
Saltando el charco
Para encontrar más ejemplos de Roscón de Reyes por el mundo, hay que cruzar el Atlántico hasta México, país latinoamericano donde más tradición hay con respecto a esta festividad de Navidad y donde se consume un postre parecido al español. Llamado Rosca de Reyes, las figuras que se incluyen dentro no son de cerámica como es costumbre, sino que se acabaron substituyendo por plástico resistente al calor y representan al niño Jesús.
Esta tradición se llevó más tarde con la colonización por parte de España a los países de Sudamérica. Desde entonces, este popular postre se ha seguido ofreciendo para el Día de Reyes, con una peculiaridad: quien encuentra la figura tiene que ofrecer una fiesta por el Día de la Candelaria, que e celebra el 2 de febrero. Aun así, el chocolate caliente no falta como acompañamiento indispensable de este dulce.
Venezuela es otro de los países de esta mitad del continente que incluye el Roscón de Reyes entre sus delicias culinarias para Navidad. Le siguen llamando Rosca y es más parecido a un pastel por su forma redonda y esponjosa, pero sin el orificio del centro. La masa es seca y su aspecto exterior aparece adornado con mucho dulce, como nata, fruta confitada o frutos secos.
Por último, cabe destacar que en Estados Unidos, pese a no tener esta festividad incluida en su calendario navideño, sí que existen zonas por el sur que incluyen el King's Cake. Ciudades como Nueva Orleans o Luisiana, además del sur de Texas que limita con México, son algunas de las regiones que, por tradición latinoamericana, ha llegado a incluir el Roscón entre sus postres. Pese que muy poca gente lo celebra, en el país norteamericano estas fechas no se incluyen como festividades y, por lo tanto, son laborales.
Una historia de siglos paganos
Aunque pueda parecerle a algunos que el Roscón de Reyes es originario de España y que nace con la llegada de los Reyes Magos al portal de Belén, nada de eso es cierto. Este postre nació de las festividades paganas con las saturnales, que se celebraban a finales de año en el Imperio Romano. En esos días, los esclavos podían disfrutar de unas jornadas más relajadas y, quien encontrara el haba que el amo escondía por la casa, era libre hasta que acabaran las fiestas. En esa etapa, el haba significaba que se era rey por un día, aunque luego era objeto de burla porque se le devolvían todas las peticiones que había demandado durante su corto reinado.
El hecho de que haya llegado a nosotros en forma de torta seca y decorada con confitura, es porque también repartían entre sus esclavos unos dulces a principios de año tras estas fiesta. El haba podía estar escondida también entre estas tortas, pero en esta ocasión significaba prosperidad y fertilidad, un símbolo que los cristianos recogieron como representación del niño Jesús.
En Francia se incorpora con la religión cristiana ya extendida y la corona real a la cabeza del imperio galo. Con el rey Luis XV, el haba pasa a ser un símbolo de vergüenza y burla, ya que se le ocurrió introducir en uno de los roscones una moneda de oro. En España esa nueva tradición llegará de la mano de los Borbones, aunque no es lo único que nos ha dejado el Roscón de Reyes, sino que la expresión "tonto del haba" proviene de este mismo ritual.