La Navidad es tiempo para compartir con familiares y amigos pero no siempre resulta fácil encajar todos los compromisos sociales que tenemos en estas fechas. Y las cosas se complican aún más cuando se inicia una relación estable y hay que decidir cómo hacer para visitar a la familia política y la propia en estas fechas. ¿Es fácil? Lo cierto es que no siempre, pero basta con un poco de organización.
Cuando una pareja se consolida de tal manera que deciden pasar juntos las fiestas de Navidad se desata una guerra encubierta por ver cuál es la casa en la que disfrutarán de las cenas de Nochebuena, de Nochevieja y el día de Reyes.
Cada familia, especialmente padres y suegros, pujarán porque la suya sea la elegida. Se desata un conflicto similar al existente para determinar cuál de las madres cocina las mejores croquetas. Tanto en uno como en otro caso hay que andar con tiento para no herir sensibilidades de ninguna de las partes implicadas, ni tampoco de nuestra pareja.
Un reparto salomónico
Lo más justo es dividirse a partes iguales las celebraciones de Navidad con la familia política y la propia. Es decir en una se disfruta de la cena de Nochebuena y en la otra de Nochevieja, así como sus respectivas comidas. El día de Reyes puede alternarse año a año, aunque también es cierto que si en una de las dos casas hay niños pequeños se entiende que se disfrute en esa.
Pero cómo decidir a qué casa se va en Nochebuena y a cual en Nochevieja. Existen varios factores que pueden llevarnos a decantarnos por una u otra familia, en función de las características de cada una. Hay quien celebra una gran cena el 24 de diciembre pero no así el 31 o puede que para entonces tenga otros planes. En ese caso es fácil elegir ir a esa casa ese día.
También puede alternarse año a año y que si esta Navidad se acude a casa de tu familia política por Nochebuena, por ejemplo, el próximo año se irá en Nochevieja. Alternando para que así sean más ecuánimes las visitas que se hacen a padres y suegros.
Lo mismo ocurre con las celebraciones del día de Reyes. Lo memorable son las comidas, pero si se celebra en una casa a la otra puede irse a merendar o cenar. Lo importante es que ese día se visiten los dos domicilios para no establecer diferencias entre una y otra familia.
Además, es importante cuadrar los planes de hermanos y cuñados, que también pueden tener compromisos con su familia política. Lo ideal es que en cada cena se junte la mayor cantidad de gente posible, porque se entiende que así se disfrutará al máximo.
Si las dos familias viven cerca antes de las cenas de Nochebuena y Nochevieja se puede hacer una breve visita a la casa en la que no se va a cenar, para al menos haberse saludado en ese día.
Conviértete en anfitrión
Si no hay forma de encajar las cenas de Nochebuena y Nochevieja con tu familia política y propia o no consigues que las padres , suegros y cuñados se pongan de acuerdo sobre a qué casa ir muestra iniciativa y decídete a organizar tú ambas cenas. Es un esfuerzo, y también un reto las primeras veces que se organiza, pero es posible hacerlo.
Si crees que tu pareja y tú os vais a ver desbordados nada como pedir ayuda al resto de la familia y que todos colaboren. Unos pueden traer los entrantes, otros el primer plato, otros los postres,... Al final verás que no es tan complicado y podéis disfrutar de una velada todos juntos sin necesidad de elegir con quien se va en Navidad.
Navidad sin familia
No os ponéis de acuerdo, tus cuñados te sacan de quicio y sabes que la cosa no va a funcionar con tus suegros ni con tus padres a pesar de que pongas todo tu empeño y los buenos deseos de Navidad. En ese caso toma la calle de en medio. Habla con tu pareja y plantéale disfrutar de estas fechas sin las respectivas familias.
Podéis organizar una gran fiesta con los amigos, acudir a cenas privadas de Nochebuena y Navidad u organizar un viaje fuera de la ciudad coincidiendo con estos día s. De este modo tenéis fácil disculpa para no tener que elegir entre una y otra familia y evitar cualquier clase de conflictos.
Consecuentes con el reparto
De cualquier modo, una vez hayáis decidido cómo repartiros en las cenas y comidas de Navidad habréis de ser consecuentes y disfrutar al máximo. No vale ir a la celebración de tu familia política y no hablarle a tus cuñados porque preferirías estar en casa de tus padres. No es justo para ti, ni para tu pareja, ni para los demás presentes en la mesa.
La Navidad es tiempo de celebrar con familia y amigos y también de ser respetuosos y tener en cuenta la opinión de los demás y de ceder de vez en cuando ante sus preferencias. Son fechas en las que es necesaria un poco más de paciencia y mano izquierda para disfrutar de una celebración tranquila y en paz.