La Navidad es una temporada entrañable para pasar con la familia, pero eso también supone que en ocasiones no sabemos a qué dedicar las horas. Cuando hay niños pequeños en casa, las cosas se vuelven más complicadas porque no son fáciles de contentar y, normalmente, el entretenimiento les dura muy poco. Están de vacaciones, así que hay que pensar en planes alternativos al colegio para tenerlos entretenidos todo el día.
Cierto es que se les puede poner delante de la televisión y el ordenador y dejarles que se entretengan de cualquier modo. Seguro que aguantan varias horas y sin apenas levantarse del sofá. Los videojuegos son otro modo de entretenimiento que tiene gran eficacia si lo que buscamos es olvidarnos de que hay niños en casa. Pero Navidad es época de compartir con la familia y hay que tratar de aprovechar esos momentos.
Juegos de mesa
A la hora de plantear cómo tener entretenidos a los más pequeños de la casa también podemos pensar que es un gran momento para disfrutar de un tiempo en familia y se puede aprovechar con diversos juegos. Si hablamos de jugar, a todos os vendrán a la mente los juegos de mesa. Son muchos los que encontramos y a buen seguro que todos tenemos en casa un buen puñado.
Parchís, ajedrez, juegos de palabras,... Todos ellos son capaces de hacernos pasar una buena sobremesa de Navidad. Son, en su mayor parte, fáciles de entender y pueden jugar tanto los niños como los abuelos, consiguiendo buenos momentos en familia. Lo mismo ocurre con las cartas. Los juegos tradicionales españoles como la brisca o el cinquillo entretienen a los más pequeños y una timba de póker a los mayores.
Si queréis poner un toque de picardía a los juegos e introducir dinero, algo sólo recomendado para los mayores de la familia, podéis apostar en los juegos de cartas o en el bingo. Los más pequeños puede que no quieran jugar o se cansen pronto, pero pueden sacar las bolas o cantar los números y a buen seguro que se divertirán de igual manera.
Versiones caseras
Hay algunos juegos de mesa que podemos no tener en casa, pero que podemos improvisar. ¿Que no tenéis un Trivial? Pues haced una versión familiar. En vez de las típicas preguntas de historia, literatura o geografía hacerlas sobre los miembros de la familia y situaciones vividas por ellos. Las cuestiones pueden improvisarse en el momento o hacer previamente tarjetas a mano, aprovechando una de las tardes libres de Navidad. No se requieren conocimientos muy profundos y los niños también pueden participar.
Al igual que ocurre con el Trivial hay otros juegos que, en su versión comercial, están pensados para adultos. Si los preparamos en casa podemos adaptarlos a los más pequeños y también a los más mayores de tal modo que toda la familia pueda participar.
Lo mismo ocurre con el Pictionary. No hace falta tener la versión comercial, se puede jugar igualmente con una pizarra o un cuaderno grande (para que todos puedan verlo) en el que representar una determinada palabras mientras haya alguien con un cronómetro que controle el tiempo.
'Charada' es el nombre que recibe uno de los juegos más básicos que existen y también de los más divertidos para jugar en familia. Se trata de representar películas, programas de televisión o canciones y que otros lo adivinen. Se puede jugar de modo individual o en grupo. No hace falta ni siquiera lápiz y papel, basta con nuestra propia imaginación y los gestos, porque no se puede hablar mientras se hace la representación.
Confeccionar lista de cosas y por turnos (gana el que más diga), mencionar palabras que empiezan por una determinada palabra o una versión casera del Scattergories son otros de los juegos que cualquiera puede improvisar en su casa con poco más que un cronómetro. Las adivinanzas, contar chistes o cantar villancicos, algo muy propio de la Navidad, son otras de las propuestas para tener entretenida a la familia durante varias horas.
Al contrario que los adultos los niños son más fáciles de entretener y no necesitan muchas cosas. A veces uno de los mejores juegos que se puede practicar con ellos es crear un cuento. Uno inicia la historia y el resto de miembros van añadiendo frases de manera consecutiva. Luego, si os acordáis, podéis escribirla y guardarla para el futuro.
Manualidades para los niños
Hay otra serie de juegos pensados especialmente para los niños y que únicamente requerirán un poco de supervisión por parte de uno de los adultos. En Navidad las casas se suelen adornar con una decoración alusiva y los más pequeños pueden echarnos una mano en las labores de decoración e, incluso, en la elaboración de alguna de esas piezas. Es una forma productiva de que estén entretenidos durante una tarde.
Con pintura, papel de reglo y un poco de cuerda pueden crearse diversos adornos para colocar en el árbol. Si añadimos unas cartulinas de colores, sobres y rotuladores ellos mismos podrán crear postales personalizadas para enviar a los seres queridos. Los niños serán los artistas que darán forma a esa felicitación a la que luego pondremos un sello y mandaremos a la familia.
Y hablando de creaciones personalizadas, los niños también pueden colaborar confeccionando regalos de Navidad para la familia. ¿Qué puede gustar más a los abuelos que un collage con fotos y recuerdos? Si están hechos por los más pequeños más aún que les gustará. Ellos mismos pueden envolverlo luego en papel de regalo.
Las manualidades con niños son de lo más divertidas, aunque deben estar supervisadas para evitar pequeños accidentes con las tijeras o el pegamento. Con una caja de cartón pueden construir prácticamente de todo, desde un avión a una casa o a un fuerte. Los mayores pueden encargarse de cortar las formas adecuadas y los niños de decorarlas.
Comida y almohadas
A los niños les gusta sentirse útiles en la familia y con la cantidad de comidas que se organizan en Navidad puede ser un buen momento para introducirlos en la cocina. No es que ellos vayan a cocinar, especialmente si son muy pequeños, pero estarán encantados de ayudarnos a amasar o a remover los ingredientes que vayamos a utilizar en nuestras recetas.
Pueden echar una mano en la elaboración de los postres y también en la de los aperitivos. Luego estarán encantados de comerse lo que ellos hayan cocinado y contarán orgullosos sus hazañas culinarias. Para formar rosquillas o cortar galletas con moldes no se precisa mucha destreza y son labores de las que los más pequeños de la familia pueden hacerse cargo.
Con tanta actividad para hacer en Navidad seguro que cuando caiga la noche los niños estarán muy cansados y se dormirán con facilidad. En caso de que no sea así, nada como ponerse el pijama e iniciar una guerra de almohadas. Lo mejor de este juego es que consigue sacar el niño que todos los adultos llevamos dentro y toda la familia acaba por participar en la batalla.