Ingredientes para 4 personas
- 350 gramos de arroz para risotto
- Un litro de caldo de verdura
- 200 mililitros de vino blanco
- 200 gramos de cuatro tipos de queso
- Una cebolla picada
- Sal
- Pimienta
- Perejil
40 gramos de mantequilla sin sal
Receta completa
El risotto es uno de los platos más recurridos en nuestros tiempos. Es una elección perfecta para una cena romántica o para una comida de domingo con la familia. A casi todo el mundo le gusta, por lo que es un modo bastante seguro de acertar con los comensales. Y aunque pueda parecer que preparar un arroz puede resultar complicado no lo es tanto.
Ajustar las cantidades de los ingredientes
A la hora de preparar el risotto hay que tener en cuenta los ingredientes que se necesitan para hacer la receta. Lo fundamental es el arroz. En el supermercado podemos encontrar todo tipo de arroces, entre ellos los que están pensados específicamente para realizar este plato.
Para preparar un risotto a los cuatro quesos para cuatro personas necesitamos 350 gramos de arroz, un litro de caldo de verdura y 200 mililitros de vino blanco. Es importante ajustar las cantidades para que el arroz quede cremoso y en el punto exacto entre demasiado caldoso y seco. Encontrarle el punto, al igual que ocurre con cualquier receta de arroz, es lo más complicado.
El queso es el otro ingrediente destacado de esta receta. Se necesitan 200 gramos de cuatro tipos de queso. Normalmente se reparte de manera proporcional, aunque también depende del gusto de cada uno y podemos abusar más de uno u otro tipo. También se pueden cambiar los que mencionaremos a continuación, pero se trata de los quesos más habituales para esta receta: parmesano, gorgonzola, taleggio y fontina. Lo importante, para mantener el equilibrio de los sabores, es que dos quesos sean fuertes y otros suaves.
El caldo ha de estar hirviendo
Si las cantidades de los ingredientes a utilizar son importantes para que el risotto nos quede en su punto exacto de cremosidad también lo es la temperatura a la que los vayamos incorporando. Lo fundamental es que el caldo esté hirviendo en el momento de añadirlo al arroz, por lo que para empezar colocaremos dos ollas al fuego.
En una colocaremos el caldo que tiene que llegar a hervir y en la otra, a fuego más bajo, echaremos la mantequilla para que se derrita e incorporaremos la cebolla -picada en pequeños cuadrados-, que dejaremos hasta que esté dorada. Es importante remover para que no se nos pegue, porque de ser así la base de nuestra receta estaría ya mal y daría al traste con el plato.
Pasados unos minutos es el momento de incorporar a la cebolla el arroz. Removemos para que se mezcle con la hortaliza y la mantequilla y sofreímos un par de minutos. Añadimos el vino blanco y dejamos al fuego varios minutos para que pierda el alcohol. Ha llegado el momento de incorporar el caldo y recordad que debe estar hirviendo para que el arroz quede cremoso. Se debe ir añadiendo de poco en poco -lo mejor es hacerlo con una garcilla- y no dejar de remover en ningún momento.
No se ha de incorporar todo el caldo de golpe, sino poco a poco. Lo primero es cubrir el arroz y después ir añadiendo poco a poco más caldo según veamos que lo necesite sin dejar de remover. Para esta labor necesitamos armarnos de paciencia, porque suele tardar unos 15 ó 20 minutos. Y es fundamental para que el risotto esté cremoso.
Añadir el queso, fuera del fuego
No se puede dejar de remover mientras se incorpora el caldo, así que es preferible que con anterioridad hayáis troceado el queso en pequeños trozos o, incluso, haberlo rallado. Una vez que el arroz ha absorbido el caldo y esté cremoso hay que retirarlo del fuego y añadir los cuatro quesos. No es necesario volver a ponerlo porque con el calor que tendrá el arroz el queso se irá derritiendo. El haberlo picado favorecerá que se derrita más rápidamente. Luego hay que salpimentar y apenas nos falta esparcir un poco de perejil picado a modo de adorno. También se puede incorporar queso rallado si nos hubiera sobrado.
Consejos de preparación
Dos opciones de presentación
A la hora de presentar el risotto hay dos opciones: hacerlo en cuencos o platos hondos, uno para cada comensal; o en un recipiente más grande que llevar a la mesa y allí repartir en porciones individuales. La primera alternativa es más limpia y debería ser la elegida, especialmente si tenemos invitados a comer.
Lo que es fundamental es que el risotto a los cuatro quesos se sirva recién hecho. Si lo dejamos para más tarde y lo recalentamos el arroz habrá perdido la cremosidad que hace tal especial a este plato.