La Navidad tiene muchas cosas que la caracterizan, pero una de las más llamativas es la decoración. Ya sea en casa, en las calles o en los comercios, todo se decora de tal manera que el espíritu navideño nos embriaga allá a donde vayamos. Hay muchos adornos característicos de la decoración de Navidad, pero uno de los más conocidos es el espumillón. Se trata de una tira con flecos de diversos colores que, en principio se utiliza para decorar el árbol de Navidad, pero que al final se le da muchos más usos. Hoy en día su uso se ha extendido a otras muchas fiestas, pero no deja de ser uno de los adornos con mayor presencia en las fiestas navideñas.
¿Cómo utilizamos el espumillón?
El espumillón es un buen recurso siempre y cuando se sepa utilizar. En primer lugar, como ya hemos dicho, se trata de uno de los adornos que habitualmente podemos encontrar en los árboles de Navidad. Para escoger cuál es el adecuado, deberemos tener en cuenta el color del árbol, el de los adornos y el de cualquier complemento que le queramos añadir. Normalmente, los colores de espumillón más utilizados para adornar el árbol de Navidad son el rojo, el verde, el dorado y el plateado. Aun así, hoy en día podemos encontrarlos de muchos colores, pero eso queda para los más arriesgados.
Una buena decoración para el árbol de Navidad utilizando espumillón sería aquella que utiliza la suficiente cantidad de éste para que no quede recargado. Para ello, bastará con pasarlo a través de las ramas de manera que no llegue a cubrirlas pero que cree un fondo uniforme para el resto de adornos que le queramos incluir. Va colocado desde la base del elemento superior que queramos colocar hasta la última fila de ramas inferior. También hay casos en los que llega hasta la base. En estos, se busca camuflar las patas del árbol y suele emplearse o el mismo color del espumillón que se ha utilizado para la decoración o el color de las ramas.
También suele ser recurrente la utilización del espumillón para otros lugares que no son el árbol. Por ejemplo, se emplea para hacer de marco en espejos, armarios, fotos o cualquier elemento que esté colgado. Normalmente, se coloca en la parte superior y puede dejarse caer o engancharlo a la pared de tal manera que los extremos queden elevados.
Otra opción de decoración con espumillón son los centros de mesa. Independientemente del elemento protagonista que se utilice para hacer el centro, como velas o figuras, se puede colocar el espumillón alrededor de estos para encuadrarlos. El color empleado suele ser, de nuevo, rojo, verde, dorado o plateado, pero debe estar relacionado con el resto de la decoración para que no desentone demasiado.
¿Cuándo nos equivocamos con el espumillón?
Como cualquier elemento decorativo, cuando utilizamos el espumillón como parte de los adornos de Navidad, no podemos excedernos para que nuestra decoración sea lo más perfecta posible. Es necesario tener claro que se debe tratar de algo estético y que, además va a estar a la vista de bastantes personas. Por ello, hay que tener cuidado de no hacer que nuestra decoración resulte demasiado cargada u hortera.
En primer lugar, como ya hemos dicho antes, es importante que el color de espumillón que escojas sea en relación a los tonos que quieres utilizar para tu decoración. No es necesario que todos los adornos sean del mismo color, pero la combinación debe ser agradable a la vista. Puedes innovar con los colores si no te gusta ser tradicional, pero siempre teniendo cuidado de seguir una armonía cromática que no llame la atención por la mala elección de tonos.
Por otro lado, por mucho que el espumillón sea algo tan característico de la Navidad, no debes caer en el abuso. Está bien que lo utilices en el árbol, en la mesa o en alguna pared, pero debe estar repartido. Si decoras un mismo espacio con espumillón por todas partes, al final tu decoración va a tener un toque recargado que seguramente horrorice a cualquier persona que lo vea. La expresión menos es más aquí debe estar presente para saber dónde está el límite del uso del espumillón.